DESEMPLEO E INFORMALIDAD AVANZAN A PASO FIRME
El trabajo formal se desploma con la crisis capitalista y la pandemia, mientras crece exponencialmente el trabajo informal.
La economía boliviana en
los últimos años venía en proceso de desaceleración y los pronósticos más
optimistas mostraban una tendencia a la caída. La llegada de la pandemia al
territorio nacional a principios de este 2020 con las respectivas medidas de
cuarentena rígida-flexible impuesta por el reaccionario gobierno de
“transición”, profundizaron de manera brutal los efectos de la crisis
capitalista.
Los casi 6 meses de
paralización de la economía producto de la cuarentena generaron un descalabro
en la vida productiva del país. Las restricciones hacia todos los sectores no
esenciales, la incapacidad de movilización, el cierre de mercados, el
desabastecimiento de materias primas, el cierre de fronteras y relaciones
comerciales impactaron en la producción de la ya de por sí escuálida burguesía
nacional.
Para las grandes empresas
(las únicas capaces soportar el impacto), la crisis del COVID significó una
oportunidad de deshacerse de cientos de trabajadores que en otro contexto
hubieran significado movilizaciones y luchas obreras más frontales. La excusa
de la pandemia les cayó como anillo al dedo para justificar lo que hasta el año
pasado era un plan quizá secuencial y con vistas a mediano plazo.
Las medianas y pequeñas
empresas en muchos casos cerraron sus instalaciones, o negociaron a costa de
sus trabajadores la posibilidad de seguir, pero en “otras condiciones” que
significa súper-explotación para los obreros. En todo caso la enorme masa de
trabajadores despedidos pasó a engrosar las filas de los desocupados.
Según el INE para julio
la tasa de desempleo ya superó la barrera del 10%, dato que debe llamar
profundamente la atención ya que como sabemos, estos son manipulados por los
gobiernos de turno basando sus cálculos en proposiciones que buscan ocultar el
verdadero estado de la situación laboral. Cualquier tipo de subempleo, comercio
informal o ingreso esporádico es catalogado como EMPLEO. Pero los datos son elocuentes,
más del 60 % de la economía es informal teniendo Bolivia la tasa más alta del
planeta! La informalidad no sólo repercute en los magros ingresos para las
arcas del estado, sino que tiene como trasfondo la vulneración de todos los
derechos básicos de los trabajadores, la falta de acceso a seguros sociales y
la pauperización de las masas trabajadoras que sobre todo son mujeres, puesto
que a la hora de despedir siempre son las mujeres las que encabezan las listas
de los empresarios, la crisis y la profundización de la informalidad tienen
rostro de mujer.
A la masa enorme de
trabajadores informales que viven del día a día y que las restricciones durante
la cuarentena dejaron privados de sus ingresos vitales, se sumaron cientos de
miles de nuevos miembros (trabajadores despedidos) que tuvieron que salir a
buscarse la vida a cualquier costo y en las peores condiciones de bioseguridad.
En este contexto de
angustia para millones de trabajadores ¿que hicieron los del gobierno y la
oposición masista del congreso? Absolutamente nada, por el contrario,
compitieron por mostrarse como fieles lacayos de sus amos capitalistas y
derrocharon su tiempo en disputas de tinte electoral, unos para seguir
prendidos de la mamadera del Estado y los otros para recuperarla.
Para colmo de males, la
clase obrera durante todo este tiempo no sólo se vio privada de una dirección
que luche por sus derechos más elementales, sino que esta dirigencia jugó a
favor de los empresarios, abandonando la lucha de cientos de trabajadores y en
otros casos incluso boicoteándola como es el caso de Prosil y Duralit donde los
dirigentes de la Federación de Fabriles de Cochabamba, a la cabeza de Mario Céspedes, sólo se dedicaron a
desmovilizar y satanizar a quienes quieren hacer respetar sus derechos tomando
acciones de hecho, desgastándolos con acciones burocráticas leguleyas que
mantienen a los obreros sin trabajo y a sus familias sin qué comer.
En este escenario
alertamos a los trabajadores que las elecciones no resolverán nada, gane quien
gane el programa de los partidos es el de profundizar y descargar la crisis a
las espaldas de los trabajadores. Frente a eso lo primero que debemos hacer es expulsar
a los dirigentes vendidos, recuperar nuestros entes matrices para reagrupar a
los trabajadores en las próximas duras batallas que se avecinan. Mientras se
desarrolla esa perspectiva convocamos a todos los sindicatos y trabajadores de
base a agruparse en torno a una bandera de lucha que tenga un programa claro en
defensa de los trabajadores.
¡Como Fabriles Socialistas Revolucionarios estamos al pie del cañón!
Comentarios
Publicar un comentario