LA REVOLUCIÓN RUSA, LA GUERRA DEL GAS Y EL CAMPESINADO EN BOLIVIA (publicado en Nov/2017)

Publicado en Noviembre 2017
Este Octubre se cumplió un siglo de la revolución rusa y 14 años de la guerra del gas. Realizamos actividades en la UMSS recordando ambos acontecimientos históricos. Sin embargo, creemos muy importante señalar la relación entre ambos, especialmente cuando el discurso de que “Bolivia no debe ajustarse a teorías extranjeras” y que “recorrería un desarrollo propio, original”, fue el que acabó por imponerse y en el hechos fue el derrotero de la Agenda de octubre que nunca se materializó y dió curso a la re estabilización del capitalismo de la mano del MAS.
Es posible que los diferentes pronunciamientos y escritos relacionados con los 100 años de la Revolución Rusa parezcan una charla de historia sobre un hecho lejano en tiempo y espacio, pero que poco tiene que ver con la realidad que vivimos todos los días en Bolivia. Pero no es así, en nuestra organización no estudiamos la historia como un fin en sí mismo, sino para cambiar nuestro presente. A pesar de las grandes diferencias entre nuestra vida cotidiana y la experiencia rusa hay algunos factores que son similares. De todos ellos el más importante es que, al igual que la Rusia de entonces, Bolivia es un país de capitalismo atrasado donde destaca la cuestión campesina.
Aquí queremos poner en debate la relación entre la revolución rusa y la guerra del gas tan sólo en lo que respecta a la cuestión campesina.
LA CUESTIÓN CAMPESINA EN LA REVOLUCIÓN RUSA:
“Votamos por la entrega inmediata de toda la tierra a los campesinos. Para nosotros, lo importante es la iniciativa revolucionaria, la ley sólo será su resultado. Si ustedes esperan que se dicte la ley, se cruzan de brazos y no despliegan su energía revolucionaria, estamos fritos. No tendrán ni ley ni tierra”. (LENIN-1917)
Antes de la revolución, la Rusia zarista era una economía extremadamente atrasada y semi-feudal, cuya población era predominantemente analfabeta. De una población total de 150 millones de personas sólo había aproximadamente cuatro millones de trabajadores industriales, mientras que alrededor del 80% eran campesinos pobres (mujiks) y una minoría eran campesinos ricos (kulaks).
Hacia mayo de 1917 el partido Bolchevique adopto una política agraria que terminaría saldando la alianza obrero campesina. Expresamente la resolución sobre la cuestión agraria decía:
1) El partido del proletariado luchará con todas sus fuerzas por la inmediata y completa confiscación de todas las grandes propiedades de tierras en Rusia (y también de las tierras de la corona, la iglesia, etc.);
2) El partido abogará vigorosamente por la inmediata transferencia de todas las tierras al campesinado organizado en los Soviets de Diputados Campesinos o en otros órganos de auto-gobierno elegidos de una forma verdaderamente democrática y completamente independiente de los terratenientes y burócratas;
3) El partido del proletariado exige la nacionalización de todas las tierras en el campo; nacionalización que significa la transferencia del derecho de propiedad de toda la tierra al Estado, confiere el derecho de administrar la tierra a instituciones democráticas locales.
Estos puntos fueron inmediatamente aplicados luego de tomado el poder en octubre de 1917. Pero además, los bolcheviques en mayo tomaban una clara posición sobre la toma de tierras en curso:
8) El partido debe apoyar la iniciativa de aquellos comités campesinos que en un número de localidades de Rusia están entregando el ganado y los implementos agrícolas de los terratenientes a los campesinos organizados en esos comités, para que sean utilizados de una manera regulada socialmente para el cultivo de toda la tierra.
Fue esta política que atendía los intereses de las masas campesinas lo que le permitió al partido de Lenin despegar a los campesinos pobres de la tutela de los partidos burgueses que aconsejaban esperar a la Asamblea Constituyente.
EL CAMPESINADO Y LA GUERRA DEL GAS EN BOLIVIA:
Ahora bien, recorramos nueve décadas en el tiempo y miles de km de distancia. A simple vista parece no haber mucha relación entre la guerra del gas y el campesinado, pero hay que recordar que un punto álgido de la misma fueron los levantamientos y matanzas en los pueblos aimaras, como Sorata y Warisata, pueblos que son campesinos. Luego la lucha se traslada y se decide en El Alto y La Paz.
Si bien en la Agenda de Octubre no destacan demandas campesinas, la situación revolucionaria que sacude al país eleva rápidamente a primer plano la erradicación del latifundio, esto demuestra el enorme peso político del campesinado ( en Bolivia un 60% de la población es rural). Esta demanda no para de crecer entre 2003 y 2008.
En el 2008 los campesinos llegan a cercar Santa Cruz para tomar los latifundios, es entonces cuando Evo Morales los calma diciéndoles: “vuelvan a sus casas, no es necesario usar la violencia, acabaremos con el latifundio pero pacíficamente vía Asamblea Constituyente”. Luego ustedes recordarán que en la constituyente tuvimos que elegir entre 5mil o 10mil has. como límite máximo de propiedad individual de tierra. Arrasó la opción de 5mil (78,4% de los votos) a pesar de la fuerte campaña en contra. (Esto de por sí ya fue una traición del gobierno al campesinado pobre o sin tierra porque 5mil has. es una enorme extensión, muy lejos de la demanda de erradicación de latifundio).
Pero hasta eso, la consulta, fue una mentira. Quienes creen que en realidad fueron consultados se engañan:
El gobierno en reunión con los latifundistas y la derecha tradicional ya había modificado más de 100 artículos de la constitución elaborada con los movimientos sociales. Entre esas modificaciones se estableció que el límite de tierras no fuera retroactivo: artículo 399 aclara que “los nuevos límites de la propiedad agraria zonificada se aplicarán a predios que se hayan adquirido con posterioridad a la vigencia de esta Constitución. A los efectos de la irretroactividad de la ley, se reconocen y respetan los derechos de posesión y propiedad agraria de acuerdo a la ley”. En otras palabras no se puede tocar a los latifundistas en funciones que era precisamente de lo que se trataba, ¡la expropiación siempre es a los que están no a los que van a estar quien sabe cuándo! También se dejó abierta la puerta a “sociedades” (palos blancos) donde el terrateniente reúne a varios que prestan su nombre.
En los hechos todos los latifundios se mantuvieron, y una vez aprobada la NCPE ya no se habló más de separatismo ¿La razón? El gobierno les dio a los agroindustriales de oriente lo que pedían, que sus propiedades no fueran tocadas.
LA SITUACION DE LOS LATIFUNDIOS TRAS 11 AÑOS DE GOBIERNO DEL MAS Y 8 AÑOS DE LA NCPE:
Hoy tras 11 años de gobierno del MAS los latifundistas no han parado de crecer, la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), es decir la cámara de los latifundistas, ya ha afirmado más de una vez estar conformes con la política del gobierno. Baste mencionar los amigables discursos del presidente Morales en la CAO, donde llama hermanos a los que antes eran antagónicos a las luchas populares, pasando por los llamados del vicepresidente García a que los empresarios agroindustriales pidan las leyes que necesitan para que el Estado se las elabore y garantice, o cuando demostró una gran alegría al recibir un premio de la CAO.
Los datos demuestran que los separatistas de ayer, amigos del gobierno hoy, no regalan elogios:
El apoyo a esa oligarquía ha venido acompañado de toda una serie de medidas políticas de cuidado y potenciamiento de este sector. Por ejemplo:
1- Uso de transgénicos: Para 2006 –primer año de gobierno del MAS– la producción de soya transgénica correspondía a poco más del 20% del total de la soya producida, para el año 2012 la soya transgénica representó el 98% de la producción según datos de la propia Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas (ANAPO). Sobre este tema el gobierno se ha manifestado afirmando que la biotecnología – ya que no usan el concepto de “transgénico”– es útil para incrementar la productividad y que su uso debe ser ampliado a otros sectores agrarios.
2- Ampliación de la frontera agrícola: Siempre escuchamos decir al gobierno que el incremento de la frontera agrícola garantizará seguridad alimentaria. Pero los datos dicen otra cosa:
Las superficies de producción agrícola entre 2006 y 2014 aumentaron de 2.8 millones de hectáreas a 3.3 millones, permitiendo un correspondiente incremento en los volúmenes producidos de 12,2 a 15,7 millones de toneladas (Fundación Milenio 2015). Pero a pesar del mencionado aumento de la frontera agrícola, entre 2006 y 2016 las importaciones de alimentos aumentaron en 155%, (Fundación Jubileo en base al INE). Tal es así que ya no somos autosuficientes ni siquiera de productos que nos han destacado históricamente como la papa; según un estudio del economista José Gabriel Espinoza, con base en datos oficiales del INE, las compras de papa en el exterior pasaron de un promedio de 5.000 toneladas en 2000 a 25.000 toneladas para 2016 (cinco veces más). Las de tomate, de 2.000 toneladas en promedio a 12.000 toneladas (seis veces más) y de cebolla de 308 toneladas a 4.950 toneladas (16 veces más).
Paradójicamente la frontera agrícola ha aumentado a la par que han disminuido los productos que consumen las familias bolivianas ¿La explicación? El monocultivo sojero que lo único que asegura es el bolsillo de los terratenientes. Con la puesta en marcha de la planta de urea, ante la caída en más del 50% del precio internacional del fertilizante y sin mercados asegurados, el gobierno, ante otro fiasco consumado como Mutún, salió a alentar a los sojeros a comprar la urea prometiéndoles la ampliación en ¡ocho veces! de la frontera agrícola. De realizarse este disparate estamos frente a un ecocidio de dimensiones difíciles de imaginar.
3- Legalización de desmontes ilegales: Otro gran apoyo del gobierno a este sector ha sido el denominado “perdonazo agrícola”, que no fue otra cosa que una ley (N° 337) para la legalización de desmontes ilegales. Entre el periodo 1996-2011, fueron deforestados de manera ilegal 5 millones de hectáreas, pero con el pago de una multa irrisoria esos desmontes, con costos sociales y naturales escandalosos, fueron legalizados, y, además, se convirtieron automáticamente en tierras con Función Económica y Social, es decir con garantías para la propiedad privada latifundista. Es decir que ha premiado regalando enorme cantidad de tierra a quiénes según la ley están cometiendo delitos. Debido a estos favores a los terratenientes Bolivia está entre los diez países con mayor deforestación anual (más de 300.000 hectáreas de bosques desaparecen cada año). Todo esto en el “gobierno de la pacha mama”
4- Uso de fondo de pensiones: Finalmente, este 2017 el gobierno ha decidido utilizar los ahorros individuales destinados a la jubilación de los trabajadores para financiar y refinanciar las deudas de agropecuarios y agroindustriales. Al disponer de un porcentaje de los recursos de los Fondos de Pensiones, que significan $us 150 millones en créditos con intereses entre el 7% y el 9%.
Falta mencionar la millonaria subvención en diésel, los créditos baratos y otras dádivas, pero el cuadro está suficientemente claro.
García Linera les ofrece Cielo y tierra a los Terratenientes del oriente, Ayer separatistas, hoy amigos del MAS


CONCLUSIONES:
Las históricas demandas campesinas, que suben a escena con la convulsión social que provoca la guerra del gas, han sido traicionadas por el MAS (aunque en realidad su objetivo fue, desde el primer momento, evitar realizarlas) y en favor de los terratenientes.
Por eso, cuando se dice que éste es un gobierno campesino es para enemistar al obrero con el campesino pobre, los sujetos políticos que aliados pueden cambiar la realidad del país, y para que el gobierno se pueda atribuir un carácter popular. Pero no es cierto, no es un gobierno campesino, es un gobierno de un sector acomodado del campesinado que pretende y está logrando ser parte de la burguesía. O más exactamente, es un partido que surge del campesinado pero que por la heterogeneidad de esta clase acaba por imponer su dirección su sector más acomodado mientras que al campesino pobre se lo usa como furgón de cola de los intereses de ese sector.
Esto lo demuestra estudios realizados por el CEDLA en base a datos del INE que indican el aumento de la proletarización del campesinado (en el Chapare por ejemplo), lo cual significa que hay campesinos ricos que empiezan a contratar a campesinos empobrecidos al punto que ya no pueden trabajar su tierra y deben vender su fuerza de trabajo. Entonces el campesinado, en un lento e intrincado proceso, se está escindiendo en las dos clases antagónicas de la sociedad moderna: burguesía y proletariado. Y el MAS es el partido de esa nueva burguesía emergente, de allí que tenga una comunidad de intereses con el resto de explotadores del país, entre ellos los agroindustriales terratenientes de Oriente.
Aquellos que dicen que no tiene sentido hablar de un hecho lejano como la revolución rusa para la realidad Boliviana que tiene otra “especificidad”, tengan en consideración que a Evo Morales para apaciguar y engañar a los campesinos y que no tomaran las tierras en Santa Cruz, con toda su “originalidad de primer presidente indígena”, no se le pudo ocurrir nada “original”, a fin de cuentas no hizo más que repetir lo que el partido socialrevolucionario (narodnikis o populistas rusos) decía en Rusia casi un siglo antes, “no se apresuren, esperen a la Asamblea Constituyente y procederemos a la toma de tierras por la vía pacífica”.
Tampoco es original el hecho de que el traidor del campesino pobre fuera un partido surgido del seno del campesinado, los socialrevolucionarios también lo fueron, y también se referían a “la particularidad rusa”, “que conocerá un desarrollo original, ni socialista ni capitalista”, que “aquí no se aplican las teorías traídas de Europa Occidental”, que una “tercera vía” es posible (como la que prometía ser el socialismo del siglo XXI). También hablaban maravillas de la fortaleza del artel ruso (organización de producción comunitaria). Pero todo para engañar con mayor facilidad y capitular frente a los terratenientes y el imperialismo al momento oportuno, y subordinado a esos intereses arremeter contra el campesino pobre y las comunidades (esto último lo vivimos en Bolivia en Mallku khota, Tipnis, El Bala-Chepete, Rositas, Tariquia, pueblos tacanas no contactados, etc.). A fin de cuentas, allí como aquí, esos partidos surgidos del campesinado acabaron rápidamente subordinados a la capa más acomodada de éste, cuya aspiración era, y es, ser la surgente burguesía agraria.
Por otra parte, fueron los partidos obreros, los bolcheviques en Rusia y las variantes trotskistas en Bolivia las que apoyaron la toma de tierras por el campesinado y les alertaban la trampa que se cernía en esperar la constituyente cruzados de brazos. Obviamente la diferencia abismal entre la autoridad de los bolcheviques y las agrupaciones trotskistas bolivianas entre las masas, en uno y otro caso, fue uno de los factores decisivos en los diferentes desenlaces.
La experiencia histórica demuestra lo que la teoría marxista ha señalado, al igual que hace un siglo en Rusia, las históricas demandas del campesino pobre en Bolivia sólo pueden ser realizadas en alianza con la clase obrera, bajo la dictadura proletaria dirigida contra la minoría explotadora tanto de la ciudad como del campo, tanto nacional como extranjera.

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