SER MUJER EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS
“Una revolución no es digna de llamarse tal si con todo el poder y todos los medios de los que dispone no es capaz de ayudar a la mujer – doble o triplemente esclavizada como lo fue en el pasado – a salir a flote y avanzar por el camino del progreso social e individual” León Trotski (La lucha por un lenguaje culto – 1923)
La división de clases históricamente ha conferido a la mujer una subordinación en el ámbito social y familiar, y dentro del capitalismo también en lo económico y laboral. Lo que ha derivado también en la opresión y violencia conta ella.
No es ajeno a nosotros que la mujer es víctima de una doble explotación: una que sufrimos a lado de nuestros compañeros de clase por la apropiación del producto de nuestro trabajo en forma de plusvalía que va a engordar los bolsillos de la clase dueña de los medios de producción; Por otro lado también somos víctimas por nuestra condición específica femenina, al cual la sociedad patriarcal le ha asignado el rol obligatorio de resolver las tareas domésticas, crianza de los niños, aseo del hogar, preparación de alimentos, etc. . Como podemos ver el hecho de nuestra inclusión en el mercado laboral para la obtención de ingresos no nos libera del trabajo doméstico. En palabras de Alejandra Kollantai, “El capitalismo ha cargado sobre los hombros de la mujer trabajadora un peso que la aplasta; la ha convertido en obrera, sin aliviarla de sus cuidados de ama de casa y madre”. (El comunismo y la familia -1921)
Por otro lado tenemos cifras escalofriantes en relación a la violencia ejercida contra nosotras de manera sistemática donde las agresiones psicológicas y verbales se transforman en agresiones físicas y/o sexuales que muchas veces se consuman en feminicidios, según se ha podido constatar estás agresiones suceden precisamente en el seno del hogar donde los agresores son familiares y conocidos de las víctimas, muchas compañeras han muerto en manos de sus compañeros, muchas niñas han sido violadas por su padres, tíos, hermanos o gente cercana a ellas.
Pero ¿Cómo se ve afectada está atroz e injusta problemática cuando se introduce una nueva variable en el juego?
Las actuales circunstancias en las que vivimos por efecto del Coronavirus repercuten en temas de salubridad, temas laborales y también tendrán su efecto en lo económico. Los más afectados con esta realidad son como siempre la gente más empobrecida y necesitada: los obreros que son puestos en la calle con la promesa de regularizar su situación una vez que todo vuelva a la normalidad y que viven con la incertidumbre de si al pasar la cuarentena aun tendrán un trabajo donde volver; y la gente que consigue dinero en el mercado informal que se queda en el vacío de no poder salir a las calles a conseguir el sustento diario familiar. Sin embargo, dentro de estos sectores, serán las mujeres las que lleven la carga más pesada.
La tarea femenina de atender el hogar
Como ya habíamos señalado, la situación de la mujer en un sistema patriarcal es de subordinación a las labores domésticas independientemente de las tareas económicas que muchas cargan, siendo las mujeres del sector de la clase obrera las que sienten con mayor fuerza la opresión del sistema capitalista que se sirve de relaciones de explotación y poder hacia ellas. Por tal razón el hogar dista mucho de ser un lugar de descanso y relajación, no en vano Lenin solía referirse a la opresión de las mujeres dentro la familia como una condición de “Esclavitud doméstica”
El confinamiento y las medidas de emergencia necesarias para la lucha contra la expansión del Codiv19 tiene como resultado una recarga de las labores domésticas, mismas que, en condiciones normales tranquilamente superan las 12 horas diarias. En las actuales condiciones van en aumento ya que aparte de las tareas acostumbradas, deben ocuparse todo el día de los niños que por este periodo no asisten a sus centros educativos, también deben hacerse cargo de parientes ancianos o enfermos y asumir sus cuidados debido a que, por la situación, los centros de salud se encuentran saturados, dicho sea de paso esta tarea puede resultar sumamente estresante, porque además de realizarlas casi solas están sujetas a la vigilancia, control y recriminación del cónyuge, el padre e incluso los hijos y hermanos.
División sexual del trabajo. - La precariedad laboral tiene rostro de mujer
La división sexual del trabajo afecta, no sólo en el ámbito doméstico, también tiene una fuerte influencia en el ámbito laboral donde hay ocupaciones que se consideran masculinas (Industria) y otras que se consideran femeninas que se centran en labores que tienen relación con roles de género que históricamente se nos han atribuido a las mujeres como cuidar y limpiar, lo cual se traduce en que a las mujeres nos tocan los empleos más precarios, con salarios más bajos por discriminación laboral, acoso y maltrato laboral, reducido ejercicio de derechos laborales. Así mismo en el ámbito profesional y fabril son notorios los denominados techos de cristal donde las mujeres no pueden acceder con facilidad a cargos jerárquicos dentro de las Empresas, misma realidad que se ve reflejada en los niveles de dirección de los sindicatos obreros.
Si bien no hay datos actualizados según la encueta de Hogares del INE realizado el año 2015 en Bolivia el 69.95% de varones tiene un trabajo, mientras que en el caso de las mujeres el porcentaje alcanza tan solo al 48.24%. Por otro lado, según un estudio realizado por la ONU el 2017 el 70% de las mujeres en Bolivia trabaja en la informalidad.
Mujeres en la primera línea de fuego
“ Por favor …me siento mal…hagan indemnizar a mis hijas…ellas no tienen padre …me estoy muriendo”( Reportaje canal 9 Cbba) son las desgarradoras palabras de una enfermera infectada por Coronavirus antes de fallecer, develan la terrible realidad de ser mujer y el rol de género que se le asigna en el ámbito del trabajo (el 99% de las enfermeras son mujeres, y realizan el trabajo más duro en el cuidado del paciente), y aun así luchar por el sustento de la familia en medio del abandono y la falta de protección laboral y legal.
Bolivia es un país que tiene serias deficiencias históricas en el sistema de salud, reforzadas por los 14 años de gobierno del MAS. No se ha podido garantizar condiciones mínimas de salubridad pues solo tenemos el 40% de camas de terapia intensiva que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), según explicó el presidente de la Sociedad Boliviana de Medicina Crítica y Terapia Intensiva, Adrián Ávila.
El especialista explicó que la OMS pide que, por cada 10 mil habitantes, haya una cama de terapia intensiva. De acuerdo a esa recomendación, en Bolivia deberían existir 1150 camas en relación a los 11.5 millones de pobladores. Sin embargo, actualmente solo hay 450 camas en todo el país. De ese total, el 60% pertenece al área de salud privada. Otro 20% está en el sector público y restante 20% pertenece al sector de seguridad a corto plazo. (Reportaje periódico Opinión – Cbba 20/03 20)
Otro problema es la falta de insumos de bioseguridad básica como barbijos, trajes completos de protección, lentes, guantes elementos indispensables sin los cuales existe un alto grado de riesgo de que las personas que trabajan en el sector médico se contagien de la enfermedad.
Al parecer los 300 millones de dólares que el Banco mundial presto al gobierno boliviano en junio del 2018 con el fin de mejorar el acceso y la calidad de los servicios de salud ( El Deber 16/06/2018) fueron a parar en el mejor de los casos en la construcción de alguna canchita con sobreprecio en algún lugar inalcanzable del altiplano, porque lo único que hemos visto crecer son las largas filas desde tempranas horas que hacen las personas por tratar de alcanzar una ficha y ser atendidos en los centros de salud público, lo que evidencia la falta de ítems, carencia de insumos e información deficiente.
Esta situación de abandono al sector salud no parece variar mucho con el ingreso de Añez al gobierno producto de la convulsión social el 2019, donde una de sus primeras medidas fue lanzar el decreto 4082/2019 donde autoriza al Ministerio de Finanzas Publicas y Economía la asignación presupuestaria de recursos adicionales por un monto de Bs. 34.796.098 a favor del Ministerio de Defensa destinado al equipamiento de las fuerzas armadas, demostrando así que para este gobierno es más importante comprar balas para amedrentar al pueblo antes que cualquier otra acción.
Otra muestra de que a los actuales gobernantes sólo les importa su bolsillo, es el caso del ex presidente de Entel Elio Montes, nombrado también por la presidente Añez que en el corto tiempo que asumió ese cargo, 82 días, antes de escapar a Estados Unidos ha realizado gastos dispendiosos en hotel y vuelos privados, pero además autorizó otorgar cuantiosos finiquitos a sus colaboradores que trabajaron menos de tres meses en la empresa, tal parece que nuevamente son las personas que acceden al poder las que se llevan las mejores tajadas de la torta del Estado dejando las migajas para la gran mayoría.
Estas son las terribles circunstancias en las que las mujeres asumen en gran parte la carencia de implementos que garanticen su seguridad ya que están más expuestas al riesgo de contraer enfermedades, en este caso concreto el coronavirus, por las labores que deben desempeñar en gran medida debido a la división sexual del trabajo. Efectivamente según datos que fueron expuestos por la CEPAL en una reunión virtual que organizó el pasado 8 de abril conjuntamente con ONU Mujeres, el 72.8 por ciento de las personas ocupadas en el área de salud son mujeres precisamente ya sea a nivel profesional como en el área de limpieza, son enfermeras las que atienden a los enfermos , son mujeres en su mayoría las que deben realizar el aseo de los baños, la preparación de los alimentos, el lavado de la ropa y sábanas en los hospitales exponiendo sus vidas por cumplir su labor recibiendo un sueldo mínimo como remuneración a sus esfuerzos.
Informalidad, precariedad y pobreza
Debido a la falta de oportunidades laborales, la flexibilidad laboral y los bajos sueldos, Bolivia posee una de las economías informales más grandes a nivel mundial, de un estudio de 158 economías nuestro país obtuvo un porcentaje del 62,3 sobre el PIB, le sigue Zimbawe con un 60, 6%. Entre las mejores economías se encuentra Suiza con tan solo un 7,2%. Y Austria con un 8,9% se encuentran entre las más bajas del mundo (Informe Economías sombra en todo el mundo ¿Qué aprendimos los últimos 20 años? FMI 2017).
Por otro lado, debido a los sueldos bajos de los obreros y la falta de oportunidades o simplemente por el abandono de su pareja las mujeres se ven obligadas a salir a apoyar a su familia en la parte económica pero a su vez también deben ocuparse de las labores del hogar y el cuidado de los niños por lo cual el empleo informal es una alternativa altamente atractiva para las mujeres, según datos de la ONU el 70 % de las mujeres en Bolivia se encuentran trabajando en la informalidad (Periódico Los Tiempos 12/09/2017) sufriendo la ausencia de derechos laborales, seguros sociales a corto y largo plazo, jubilación y desde luego la falta de un salario que le garantice cierta estabilidad económica.
Con el cierre de mercados está situación se traduce en una reducción alarmante de los ingresos para las familias, inestabilidad, ausencia de mecanismos para hacer frente a la crisis, más aún cuando muchas veces son las mujeres el único sustento de la familia, quedando en la disyuntiva de salir a vender arriesgando su vida y la de los suyos, o padecer los efectos del hambre y las carencias.
Los bonos otorgados por el gobierno no son otra cosa que la distribución de la pobreza del Estado que en algunos casos mal alcanza para cubrir las carencias básicas las familias más empobrecidos y necesitados. Según el Cedla una canasta básica familiar alcanza a los 2640 bs., según datos de la Fundación Jubileo se precisa unos 1600 bs para cubrir los requerimientos alimenticios básicos en una familia de 4 personas. Ambos estudios no contemplan gastos como alquileres, compra de agua e insumos de limpieza que se hacen necesarios para afrontar la actual crisis sanitaria por lo que se convierte en solo un intento de aliviar a las necesidades de las familias más humildes intento que muchas veces y lamentablemente son un doloroso fracaso cuando vemos a muchas madres que deben mendigar para poder obtener un poco de alimento para los suyos situación que en los últimos días ha mostrado el rostro más despiadado de la desigualdad con casos de personas que no tienen absolutamente nada para llevarse a la boca. Por otro lado, tampoco se contempla en el bono a las familias que tienen algún miembro con problemas graves de salud y que no tienen la forma de llevar a sus enfermos a realizarse tratamientos necesarios como quimioterapias o diálisis.
Violencia de género. Vivir a puerta cerrada con el agresor
La violencia contra la mujer se puede ver en distintos aspectos, pero es una constante que puede ocasionar daños físicos y psicológicos difíciles de curar en el tiempo.
Los casos de mujeres golpeadas o agredidas suman cada día en la prensa local, Las denuncias se amontonan en la policía y en los juzgados, pero al parecer no es más que la punta del iceberg ya que muchas mujeres desisten en sus denuncias ya sea por qué son chantajeadas por el agresor y su entorno con temas que van desde los económico hasta la tenencia de los hijos o también por dependencia psicológica. El año pasado a nivel nacional según informes de la FELCC hemos lamentado la cifra de 117 mujeres asesinadas de la forma más violenta y cruel imaginables desde disparos de armas reglamentarias de policías, pasando por golpizas brutales, ahorcamientos y dinamitazos, pero el dato más escalofriante es el hecho de que la mayoría de estos casos fueron perpetrados por las parejas o ex parejas de las víctimas, personas con las que convivían a diario y muchas veces en la misma casa.
Frente a este flagelo de la sociedad poco o nada han hecho los gobiernos que se limitan a sacar leyes y decretos como la famosa ley 348 promulgada el año 2013 que dice “Garantizar a las mujeres una vida libre de violencia”, nada más ajeno a la realidad, ya que desde ese año a la fecha los índices de violencia y feminicidio han ido en aumento.
De igual manera la actual presidente Janine Añez hace un saludo a la bandera al asumir el cargo y referirse a la situación de la mujer y declara el 2020 como el Año de Lucha contra Feminicidio y el Infanticidio y anunció un conjunto de medidas que brinden seguimiento y justicia a las víctimas y sus familiares y da por cerrado el asunto mientras ya van más de 50 feminicidios en los primeros 4 meses del año que demuestra nuevamente la genialidad de Lenin cuando indica que la “Democracia burguesa es la democracia de las frases pomposas , de la palabrería solemne, de las promesas rimbombantes, de las consignas grandilocuentes de libertad e igualdad, pero en la práctica todo eso oculta la falta de libertad y la desigualdad de la mujer, la falta de libertad y la desigualdad de los trabajadores y los explotados” (Lenin. El poder soviético y la liberación de la mujer)
Pero está terrible realidad se va tomados tintes sumamente preocupantes cuando muchas mujeres están confinadas de manera casi irremediable a pasar la cuarentena encerradas con sus agresores. Esta situación se traduce en alarmantes cifras de violencia ya que según informes oficiales de la Fuerza especial de lucha contra la violencia durante este periodo de cuarentena a nivel nacional fueron reportados 33 casos de violación a menores de edad y más de 1200 mujeres fueron víctimas de violencia entre ellos cuatro feminicidios y poco o nada se ha hecho desde el ámbito gubernamental para parar está escalonada de violencia, y más aún el ministro de gobierno Arturo Murillo se regodea anunciando triunfal el arresto de 60 guerreros digitales y ni siquiera menciona los casos de agresiones en contra de las mujeres, bien parece que las prioridades de este gobierno son muy distintas y ajenas a la realidad del pueblo.
Toda la problemática aquí descrita no es circunstancial, es una constante que simplemente se torna un poco más visible dada la situación de emergencia que estamos viviendo debido a la cuarentena, las deficientes condiciones de trabajo, la explotación en el ámbito laboral y doméstico, así como la violencia en todas sus expresiones son una constante en la vida de muchas mujeres y sin embargo estas condiciones se irán endureciendo producto de la crisis que se avecina por el tiempo de confinamiento que afectará a la economía de nuestro país y del mundo, crisis que no la asumirán los empresarios si no que la cargarán encima los hombros de las familias obreras, pasada la emergencia muchos varones abandonaran sus hogares y desaparecerán dejando a la mujer la responsabilidad de cuidar y alimentar a sus hijos, el mercado informal tardará en levantarse, y la mujer seguirá siendo explotada y subordinada en el hogar y en su ámbito laboral hasta que no se entienda que está no es sólo una problemática de género y un mal que solo atinge a las mujeres si no es un tema que implica la lucha y participación de todos los que se rebelan contra esta injusticia que va desde lo más básico tal como dijera Trotski “ Lograr la igualdad real entre el hombre y la mujer dentro de la familia es un problema arduo. Todos nuestros hábitos domésticos deberán ser revolucionados. es obvio que, si no hay verdadera igualdad entre marido y mujer en la familia, tanto en lo cotidiano como en sus condiciones de vida, no podremos hablar seriamente de su igualdad en el trabajo, en la sociedad o incluso en la política” entonces es ahora que nos encontramos en la incertidumbre del futuro donde lo único seguro es que la flexibilidad laboral y otras medidas golpearan fuerte a las familias obreras y puesto que nada podemos esperar del gobierno burgués que solo defiende los intereses de su clase que no son otros que los dueños del país, los grandes empresarios oligarcas que ayer se tomaban fotos con Evo Morales y que son los que ahora se dan la mano con Janine Añez y pelean por las migajas del Estado, que debemos entender que sólo la organización de las mujeres junto a sus compañeros de clase al interior de un partido revolucionario podrán hacer frente al monstruo de este sistema depredador para poder luchar y soñar con una realidad en la que las relaciones sean basadas en conceptos de justicia y solidaridad y en el que se cumpla el sueño de que seamos al fin “ socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.
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